Antes de llegar, la idea que teníamos de Namibia era la de una Alemania africana o de una África germana, dispuesta en un gran desierto; ordenadamente dispuesta, claro. Y no andábamos muy lejos.
En general y a excepción de otras zonas más alejadas del circuito namibio habitual como Kaokoveld o el Kalahari, a este país le falta el "exotismo antropológico" de otras regiones del continente. No sabemos si es que hay mucho blanco o poco negro, si estos últimos están muy occidentalizados o los que no lo están tanto viven alejados de las zonas turísticas. Lo que sí sabemos es que Namibia es otro país despoblado: dos millones de habitantes en más de 825.000km2. Hay tan poco tráfico fuera de las ciudades, que cuando dos coches se cruzan los conductores se saludan.
Los pocos habitantes que hay son de etnias variadas: Owambo, Kavango, Herero, Damara, etc. Tal vez los más conocidos en Europa sean los San (nómadas del Kalahari, que hablan una delicia de lengua con todo tipo de chasquidos, clics y clacs, protagonistas de aquella famosa película "Los dioses deben de estar locos") y los Himba del Kaokoveld (muy fotografiados por embadurnar sus cuerpos con una pasta ocre..., y ellas vestir unas cortas minifaldas). Además, el 6% de la población es afrikaner o alemana. Para unir a todas estas etnias, al independizarse el Estado escogió el inglés como lengua común, así que con inglés, afrikaans y su lengua "étnica", muchos namibios son trilingües.
El caso es que Namibia es, sobre todo, un país de paisajes: desiertos infinitos, enormes dunas de color naranja, agrestes montañas en mitad de la nada, caprichosas formaciones rocosas, salares salpicados de árboles muertos como en un cuadro de Dalí, maravillosos atardeceres, costas "de los esqueletos", etc. Así que resulta más difícil de describir, la belleza de esos lugares no se transmite fácilmente... Nos tememos que tendréis que venir a descubrirlo.
La historia reciente de Namibia es curiosa y una caricatura de los tejemanejes de la época colonial y, posteriormente, de la guerra fría. A finales del s.XIX el comerciante alemán Lüderitz estableció una base comercial en Namibia y pidió protección al canciller Bismarck. Éste, que no quería ni oir hablar de África ("Mi mapa de África está en Europa") se lo ofreció a los británicos, quienes ni le contestaron, seguramente porque todos consideraban a Namibia como un erial sin riqueza alguna. Sin otra opción y teniendo que ofrecer la debida protección a sus súbditos, los alemanes acabaron estableciéndose en Namibia, para desgracia de algunas etnias, como los Herero, que en posteriores batallas fueron masacrados por los germanos. Fue por aquel entonces cuando encontraron diamantes en el sur del país. De poco les sirvieron: al poco tiempo los alemanes perdieron la 1ª Guerra Mundial y, con ello, Namibia pasó a ser un protectorado sudafricano (quienes la habían invadido presionados por los británicos), protectorado ratificado nuevamente tras perder los alemanes la 2ª GM.
(A pesar de haber estado relativamente pocos años como potencia colonial, la influencia alemana en Namibia es patente, en idioma, nombres de lugares, edificios, orden e, importante, pastelerías.)
Los sudafricanos se lo tomaron muy a pecho y quisieron pasar de protectorado a anexión, a lo que la ONU dijo que nainas. Los independentistas namibios crearon el South-West African People's Organization (SWAPO), a quien la ONU proclamó en 1972 legítimo representante de los namibios, proclamación que los sudafricanos ignoraron olímpicamente. En ello estaban cuando Angola se independizó de Portugal en 1975. Gobernada por el comunista MPLA, Angola ayudó al SWAPO a liberarse de Sudáfrica apoyada por Cuba y la antigua URSS. Sudáfrica, temerosa de tener unos vecinos comunistas y apoyada por EEUU, invadió Angola y se alió con la oposición angoleña, UNITA. Guerrearon durante años hasta que exhaustos (sobre todo financieramente), en diciembre de 1988 acordaron que Cuba abandonaba Angola y Sudáfrica abandonaba Namibia. El 01/04/89 Namibia se independizaba formalmente.
Cuando uno pregunta a un namibio blanco si el país ha mejorado con la independencia, la respuesta es negativa: antes había discriminación, dicen, pero las cosas funcionaban. Es una respuesta parecida a la que hemos oído de otros blancos (y algún negro) en otros países africanos. Como era de esperar, los namibios negros piensan de otra manera: no entran en si el país funcionaba mejor o peor, pero el apartheid era un horror y están encantados de su desaparición.
A Namibia entramos por el norte, por el Caprivi Strip, una curiosidad geográfica en forma de lengua de tierra "abocadillada" entre Angola, Zambia y Botswana, creada durante la época colonial para que los alemanes tuvieran acceso a otras zonas de África y llamada así en honor al canciller alemán, discretamente apelado "General Conde Georg Leo von Caprivi di Caprara di Montecuccoli".
El Ngepi Camp es uno de esos campings en los que uno se podría quedar una buena temporada. Situado junto al río Okavango, la piscina es una gran jaula en el río (la jaula sirve para no compartir el baño con los hipopótamos y cocodrilos que pululan por la zona), las duchas y baños están discretamente al aire libre, las zonas comunes son un vergel, todo rezuma relajación. Y eso hicimos, relajarnos.
De Caprivi nos fuimos en un bus (que tardó el doble de lo esperado -20 horas- al estropearse en medio de la nada) a Windhoek, para recibir a Elsa, Javier y Mikel, hermana y amigos que venían a pasar las Navidades con nosotros en Namibia. Fun, fun, fun, al calorcito.
Tras los abrazos de rigor y una vez comprobado que efectivamente habían traído los preceptivos quesos y embutidos (salvoconductos sin los cuales nuestra amistad se hubiera puesto a prueba) nos pusimos en marcha en un 4x4 de alquiler (un pedazo de coche equipado con un par de tiendas de campaña en el techo, hornillos, vajilla, rejilla para barbacoas, frigorífico, sillas, mesa y todo el patín) hacia el norte.
Nuestra primera parada, el Macizo Waterberg: una especie de enorme pedrusco de 50Km de largo por 16Km de ancho, que se eleva 150m sobre una interminable llanura. Paseos monte arriba, piscina, ponernos al día en los chascarrillos..., y dejar a los quesos y embutidos temblando.
Una noche de transición en Tsumeb y al parque nacional de Etosha, tres días en los campings de Namutoni, Halali y Okaukuejo, viendo animales en los inabarcables "pans" o salares y en las charcas (waterholes). A diferencia de otros parques en los que hay que ir buscando animales, en Etosha uno va a una charca, aparca el coche y espera -dentro del coche, que no hay que dar(se) de comer a los animales- a que las bestias se paseen y vayan a beber. De hecho, ni siquiera es necesario salir de los campings, pues éstos tienen sus propias charcas, visitables día y noche (están iluminadas). La unidad familiar Hugo/Bego puede decir que ya ha visto los "Big 5": elefante, búfalo, león, leopardo y rinoceronte negro.
Por carreteras desiertas (salvo algunas avestruces, babuinos y springbocks) llegamos a Twyfelfontein, en donde visitamos el "bosque de piedra" (troncos de árboles de 250 millones de años petrificados o fosilizados), los pétreos "tubos de órganos" y el "monte quemado" (se supone que se pone de color rojo al atardecer..., aunque no nos consta). Y, por supuesto, vimos algunos de los miles de petroglifos que hacen de Twyfelfontein un Patrimonio de la Humanidad.
El siguiente destino fue la "Costa de los Esqueletos", también llamada por los portugueses "arenas del infierno". Con semejantes nombres ya os podéis imaginar que no se trata precisamente del jardín del Edén, sino de una costa desértica, arenosa y llena de traicioneras rocas, en la que se ha hundido más de un barco. Además, por aquí y directamente desde la Antártida, pasa la gélida corriente de Benguela, que, aparte de impedir el baño a los mortales (bueno, yo tampoco me bañé), al encontrarse con el calorazo del desierto hace que una espesa y húmeda calima sea habitual por estos lares. Si a todo ello añadimos que el camping de Torra Bay no era exactamente un campamento de boys-scouts, sino de rudos pescadores, uno se explica que el lugar no entre en los circuitos del Inserso.
Estas aguas frías traen no sólo excelente pescado a la zona (Namibia es una importante base para pesqueros españoles y un gran criadero de marisco, Alberto toma nota) sino también focas. En la reserva de focas de Cape Cross las vimos a miles. Se calcula (con fotografías aéreas) que esta reserva puede llegar a tener hasta 210.000 focas (eso dice la guía), un espectáculo..., y una tremenda peste. Diciembre es cuando las focas paren y el lugar está cuajadito de fetos y crías muertas, placentas y, en fin, sus desagradables perfumes.
Brandberg, Spitzkoppe, Naukluft más al sur o el Fish River Canyon NP ya casi en la frontera con Sudáfrica son nuevamente esas bellezas agrestes, inhóspitas, que se aprecian mejor en silencio y a ser posible con una puesta de sol. Nos pegamos nuestros buenos paseos en unos lugares y holgazaneamos junto a la piscina (o en pozas transparentes en la montaña) en otros. El Cañón de Fish River se supone que es el segundo del mundo después del del Colorado, aunque posiblemente mexicanos y kenyatas lo disputen. En cualquier caso, un espectáculo rocoso de 160km de largo, hasta 27km de ancho y 550m de profundidad. Se pueden recorrer 80-90Km en un trekking de cinco días pero, con buen criterio, no en verano.
Swakopmund y su vecina Walvis Bay, son ciudades tranquilas, ordenadas. En algunos puntos concretos uno no puede dejar de pensar que está en Alemania. Con el mar a un lado y el desierto al otro, son también ciudades turísticas, con montones de actividades. Elsa, Mikel y Javier disfrutaron como enanos en una excursión al desierto en 4x4 y al día siguiente todos nos dimos un paseo en barco para ver ballenas, delfines, focas, pelícanos y flamencos. Olé.
Sesriem/Sossusvlei es la típica imagen de Namibia: esas enormes dunas naranjas de uno de los desiertos más antiguos del mundo, dunas que uno asciende un poco en romería y como puede (porque está sin desayunar, no por otra cosa) para ver amanecer.
El 9 de enero nuestros amigos nos dejaban (snif, snif) en el minúsculo pueblo de Grünau, ellos de camino a Windhoek para devolver el coche..., y volver al crudo invierno y a la no menos cruda realidad, jua. Y nosotros, de camino a Sudáfrica, país al que llegamos en un camión cargadito de cerveza. Era un buen augurio para un país que nos está encantando. Ya os lo contaremos.
Un abrazo.
que guay, tenia ganas de leer algo vuestro de una vez, por cierto, aunque la historia de cada pais y cada zona es interesante, tambien nos gustaria leer alguna que otra anecdota vuestra mas... en fin, seguid asi de bien y pasadlo genial, nosotros por aqui nos conformaremos con la tamborrada.... saludoooo
ResponderEliminarSebastin bat bada zeruan donostia bakarra munduan.....tarero tarero......pa-para-pa-pa-pa....
ResponderEliminarYa se que os dará un poco de morriña pero unos Donostiarras siempre han de vivir el día de Donosti independientemente de donde esten, coger el primer tambor , timbal o lo que sea de percusión que haya por esas tierras y ya sabeis...
Ale, un abrazo grande, apuntamos Namibia como OK para próximas vacances ( cuando se pueda).
Namibia, de lo mejorcito de vuestro viaje. Qué fotos! Qué envidia! Cómo mola la tienda sobre el 4x4, los paisajes, los pelícanos, las focas, elefantes, leones, etc, etc. Menos mal que nosotros teníamos el día de San Sebastián para daros envidia.
ResponderEliminarPor cierto que el Spitzkoppe fue escalado en un programa de desafío extremo en Cuatro.
Y ese pantalán que simboliza la vida misma... nadando entre cocodrilos.
Muy chulas las fotos!! La de la piscina se parece al charco de las pulgas!!!
ResponderEliminarSe ve que os cuidais bien. Lo de la tienda en el todo terreno es todo un invento. Hugo, imagino que tu dormirias con las piernas colgando. Por qui, estamos pasando otra olita de frio, pero estos navarros no se quejan de nada. Son tios duros. Envidia del calor que teneis por alli.
Bueno, os dejo, me voy a comer que lo tengo cerca. Besos
Hola pareja. Tenía mucho que leer, por lo que os he tenido de lectura nocturna durante un par de días, y bueno, sin palabras.....
ResponderEliminarBueno, si en vez de norteños, sois de cadiz, algun tanguillo os habrían dedicado en estos carnavales (en vez de los toros del Tom Cruise, Por cieto, que pregunto por Bego cuando paso por nuestro taller, El Tom claro está, los toros no)
Un mes sin novedades... sniff.
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