Eso, como Gibraltar. Al fin y al cabo, la capital de Brunéi, a la sazón Kota Batu, perteneció al valiente y aguerrido imperio español durante 72 triunfales días. Que estuviera en sus manos poco más de dos meses ocurridos allá por 1578 es irrelevante, y que los heroicos conquistadores se tuvieran que largar -no sin incendiar previamente la infiel mezquita capitalina- por una potente diarrea no resta valor a la gloriosa gesta, llena de raza y bravura, que debe permanecer alta en los anales (!) de la historia. La religión, cómo no, estuvo detrás de esta "Guerra de Castilla", los españoles interesados en extender el cristianismo y evitar la propagación del islam, que el sultán de turno, Saiful Rijal, ya se estaba encargando diabólicamente de extenderlo en Filipinas.
La religión sigue estando muy presente por estas tierras. Entramos al sultanato de Brunéi un viernes, día de rezo. Desde que en 2013 Su Majestad el Sultán Haji Hassanal Bolkiah Mu’izzaddin Waddaulah Ibni Al-Marhum Sultan Haji Omar ‘Ali Saifuddien Sa’adul Khairi Waddien, Sultan y Yang Di-Pertuan de Brunéi Darussalam (si no os importa que rompa el protocolo, lo llamaré simplemente Sultán a partir de ahora) anunciara la imposición de la ley sharia para los musulmanes (dos tercios de la población), las reglas de convivencia se han islamizado. Así el rezo del viernes (como también lo es el ayuno durante el Ramadán) es obligatorio y las empresas que no estén cerradas los viernes deben hacerlo las horas necesarias para que sus trabajadores puedan acudir a él.