Bego se metió en el taxi camino del aeropuerto, al avión que la llevaría a Donosti durante algo más de tres semanas, y me quedé solo, una extraña sensación tras la convivencia 24/7 de los últimos tiempos. Bueno, habrá que pedalear, me dije.
Para salir de Bangkok todo el tráfico del mundo mundial parecía encontrarse en mi calle. Con ruido, el viento en contra y mucho, muchísimo calor, por lo menos la carretera era buena y llana. Concentrarse y no sentir, que diría Mafalda ante un plato de sopa.
En cuanto pude, abandoné la carretera principal y todo cambió inmediatamente, a los pocos metros: tráfico escaso, relativo silencio, paisaje rural, más contacto con la gente, gente más relajada y sonriente. Llama la atención ver tan cerca de una megaurbe como Bangkok un paisaje tan bucólico con, además de los sospechosos habituales (bananos, cocoteros, mangos, papayas, etc.), un buen número de salinas, bandadas de aves parecidas a cigüeñas y, como en Vietnam, una mezcla de criaderos de marisco y edificios para la recolecta de nidos de pájaro con los altavoces a todo trapo con el priii, piu, piu, priiii de las aves.
Para salir de Bangkok todo el tráfico del mundo mundial parecía encontrarse en mi calle. Con ruido, el viento en contra y mucho, muchísimo calor, por lo menos la carretera era buena y llana. Concentrarse y no sentir, que diría Mafalda ante un plato de sopa.
En cuanto pude, abandoné la carretera principal y todo cambió inmediatamente, a los pocos metros: tráfico escaso, relativo silencio, paisaje rural, más contacto con la gente, gente más relajada y sonriente. Llama la atención ver tan cerca de una megaurbe como Bangkok un paisaje tan bucólico con, además de los sospechosos habituales (bananos, cocoteros, mangos, papayas, etc.), un buen número de salinas, bandadas de aves parecidas a cigüeñas y, como en Vietnam, una mezcla de criaderos de marisco y edificios para la recolecta de nidos de pájaro con los altavoces a todo trapo con el priii, piu, piu, priiii de las aves.