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5 de noviembre de 2018

Estados Unidos (3): Utah la superlativa

Los últimos kilómetros de Colorado ya nos iban preparando para lo que nos esperaba en Utah. No solo el cambio de un imponente paisaje montañoso y verde al extraordinario panorama geológico de formaciones rocosas de colores - algo así como si fuera el pleistoceno en technicolor-, sino también el calor, el desierto y, con ello, la escasez de agua en una zona deshabitada. Pero fuera por miopía, exceso de confianza o simple pendejada, no supimos leer correctamente los signos y al poco de  cruzar la frontera estatal nos quedamos peligrosamente cortos de agua.

El pueblo fantasma de Cisco.
Habíamos puesto nuestras esperanzas en el pueblo de Cisco, que, además de ser el nombre de una conocida empresa de hardware de redes informáticas, es el lugar en el que Thelma y Louise, las protagonistas de la ya mítica película del mismo nombre, venden una joyas para poder continuar su escapada. El pueblo de marras será un destino para cinéfilos empedernidos, pero, además de estar hecho polvo, es un pueblo fantasma, absolutamente vacío excepto por una casa habitada, casa que por no tener no tenía ni agua corriente. Por suerte un hombre que habíamos parado en la carretera nos regaló algo de agua y nos indicó que esa casa recibía de vez en cuando bidones del líquido elemento. Así fue y, a cambio de una linterna Maglite prácticamente nueva que el día antes nos habíamos encontrado por la carretera, nos fuimos de Cisco con las botellas llenas.

Y la lluvia lo arrastra al río, y del río va al mar, y....
Lo que nos encontramos en los arcenes de las carreteras merece una mención. Si bien es cierto que lo que más abunda es la basura (en este país curiosamente lo que más se ve son los limpiadores interdentales, no sé por qué), en todas las carreteras del mundo se pueden encontrar cosas aprovechables, algunas de ellas nuevas (herramientas, termos, pulpos, linternas, candados, bolígrafos, bolsas, etc.). Parece, sin embargo, que las carreteras estadounidenses son especialmente generosas. Sin quererlo, uno termina escaneando el arcén sin cesar en busca de algún "regalo"..., y con cierto complejo de buitre carroñero.

Camino de Moab acertádamente por la carretera 128.
Ya con suficiente agua, seguimos camino hacia Moab. Todas las carreteras de la zona son una preciosidad, así que por un lado es difícil decidir cual tomar, pero por otro, no puedes fallar. La carretera 128 es un placer para los sentidos, discurriendo junto al río Colorado, nuevamente encañonado. Todos los cañones por los que transita el Colorado, además del famoso Gran Cañón de Arizona, son una maravilla.

Moab no solo es la capital (siendo americanos, obviamente es la capital "mundial") de la bici de montaña, sino también una excelente base desde la que visitar los parques nacionales de Arches y Canyonlands y el parque estatal de Deadhorse. Realmente, todo Utah podría ser un gran parque nacional y uno puede disfrutar de magníficos paisajes casi en cualquier lugar, pero estos parques condensan tanta belleza por km2 que, a pesar de estar llenos de turistas, sería una lástima no visitarlos.

Sí, chicos, ¡hicimos auto-stop!
Arches lo visitamos por nuestros propios medios, esto es, a pedal, pero supuso una jornada de 85 km de bici con más de mil metros de desnivel acumulado, además de tres horas de treks bajo un calor tropical, así que para los más de 160 km que iba a suponer visitar los parques de Canyonlands y Deadhorse y teniendo en cuenta el calor que hacía, ante la imposibilidad de alquilar un coche (todo reservado), decidimos probar suerte con el autostop. Un dicharachero vendedor americano en un novísimo Porsche primero, y una encantadora pareja de ancianos austriacos después, nos regalaron un día estupendo.

En Monticello, Jim Brandt, policía durante diez años ahora retirado, regenta el camping local, pero su auténtica pasión son las pistolas. Al cinto lleva constantemente dos de las muchas que confiesa tener y, por los resultados en cuanto a puntería, parece que les da uso. Al registrarte en el camping te regala un cd con vídeos sobre sus habilidades con la pistola. Si no tienes lector de cds, no te deja escapar (recordemos que está armado) y se asegura de que ves sus vídeos de YouTube. La verdad es que, para un completo ignorante de las armas como un servidor, que además tiene la peor puntería de este lado del Mississippi, lo que hace Jim impresiona. Obviamente, no entramos a discutir las bondades de que todo hijo de vecino en esta parte del mundo lleve armas... Como digo, mejor no enemistarse con alguien armado. Ah, y huelga decir que uno paga el camping religiosamente...

Solos, camino del Lago Powell.
Salimos sanos y salvos de Monticello y nuestras pedaladas nos llevaron primero al parque nacional de Natural Bridges, en donde aprendimos que un puente de roca es igual que un arco de roca, pero sobre el agua (o formado por el agua). Abandonamos la carretera principal y nos dirigimos por una preciosa carretera vacía, solo transitada de vez en cuando por algún motero con ganas de aventura, hacia el área recreativa de Glen Canyon. Más rocas, más montañas (Monument Valley a lo lejos), más colores...

El ferry que optó por no hacer el último viaje del día.
Esta ruta cruza el Lago Powell, que no es otro que el río Colorado embalsado, al que acuden miles de pescadores al año. La reciente sequía ha hecho que el nivel del agua haya bajado tanto que el ferry que cruza el lago decidió, esa misma tarde y sin previo aviso, que cancelaba sus servicios pues no era seguro navegar. Tras nuestras protestas por no haber avisado con anterioridad se apiadaron de nosotros y nos transportaron a la otra orilla en una lancha. Menos mal, pues la alternativa suponía varios días de pedaleo para llegar al otro lado.

Tomando el Burr Trail nos tocó cruzar el parque nacional de Capitol Reef y la parte noroeste del monumento nacional Grand Staircase Escalante, otras joyas de colores ocres, naranjas, amarillos, rojos,... y alguna que otra potente cuesta, de camino a Boulder.

Seguimos por la impresionante carretera 12, construida por lugares imposibles a mediados del siglo pasado, a veces situada sobre un risco, a veces dentro de un cañón, otras veces transcurre por un desierto, pero siempre por un lugar espectacular. A uno se le terminan los superlativos en Utah.

Por el parque nacional del Capitol Reef.
Para superlativo, el tremendo jamacuco que me dio en la espalda, de los que hacía tiempo que no tenía, imposibilitándome todo movimiento más allá del pestañeo (y ese aún...), y que, con el hospital y la farmacia cerrados por fin de semana, nos dejó varados cuatro noches en el pueblo de Escalante.

Escalante toma su nombre de un religioso franciscano español, Silvestre Vélez de Escalante, que, junto Atanasio Domínguez, otro franciscano, exploraron esta zona allá por 1776 en busca de una ruta terrestre que uniera Santa Fé en Nuevo México con su Misión en Monterrey, en la costa norte de California. Estos dos curas, el cartógrafo Bernardo de Miera y Pacheco y otros diez hombres, fueron los primeros europeos que, ayudados por guías de los indios Shoshones, recorrieron y documentaron partes de Colorado, Utah y Arizona.

Y por el monumento nacional de Grand Staircase Escalante.
Esta expedición fue el origen del Old Spanish Trail o "Viejo sendero español", un arduo camino de unos 1.100 km que se usó mucho en la primera mitad del siglo XIX. Caravanas de entre 20 y 200 personas junto con el doble de mulas, transportaban de Nuevo México a California ponchos y mantas tejidas a mano por los indios. En California intercambiaban un caballo por dos mantas, alguna manta más por una mula.

Recorriendo estos caminos franciscanos llegamos a dos de los más espectaculares parques que hemos visto en este país: Bryce y Zion. Este blog no es una guía de viajes y no voy a entrar a describirlos, entre otras cosas porque me faltarían palabras, pero el que pueda que venga a verlos, que alucinará en colores.

Sí querría mencionar, sin embargo, algo que ocurre en EEUU y que seguramente no se critica por ser quien es. Es bastante habitual en este país que haya campings sin duchas y sin fregadero para lavar platos. Campings no gratuitos, en los que se alojan miles de personas al año, muchas de ellas en tienda de campaña, personas que se han pasado todo el día andando por el monte o sudando sobre una bici, no tienen duchas. Si ocurriera en España seríamos tildados de guarros, pero como es en EEUU...

¡Que viene el huracán Rosa!
A falta de ducha, un huracán amenazaba con dejarnos calados los próximos días. Así que decidimos reservar un motel barato en el pueblo de, mira que casualidad, Hurricane, para resguardarnos unos días mientras pasaba el mal tiempo. Falsa alarma, aunque sí llovió el huracán al final no vino, o tal vez sí lo hizo pero convertido en una miserable tormenta..., uno ya no puede confiar ni en los servicios de meteorología de EEUU.

Habíamos elegido Hurricane para resguardarnos porque esta población nos pillaba de camino a Las Vegas. Pero ante una noche de frío, la perspectiva de cruzar la Sierra Nevada californiana allá por noviembre se nos hizo muy poco apetecible. Así que, a pesar de haber preparado (más o menos) el viaje por Las Vegas y Death Valley, después hasta los parques nacionales de Sequoia y Yosemite, de ahí a San Francisco y posteriormente por la costa hasta Los Ángeles y San Diego antes de cruzar a México por Baja California, en cinco minutos cambiamos el plan y nos dirigimos hacia Arizona, hacia el sur y el calor.

¿Calor? Ja, ja, ja. No basta con ir al sur, hay que tener en cuenta los vientos y la altura... Arizona nos tenía preparada una sorpresa que ya os contaremos.

Un abrazo
Utah, ¡allá vamos!
¿Y cómo es posible que nunca hubiéramos oído hablar de la carretera 128 y que no esté en ninguna ruta ciclista?
Paralelos al río Colorado, por entre grandiosas formaciones rocosas.
El parque nacional Arches no solo nos impresionó por sus más de dos mil arcos sino también por esa roca que aquí llaman "slick rock", que el traductor de Google traduce como roca resbaladiza pero que afortunadamente de resbaladiza tiene poco. Esas ondas que se dibujan en su superficie, a veces incluso variando el color de las franjas, la convierten en algo muy llamativo.
Y por fin llegábamos al famoso arco de Utah que está en la mayoría de las matrículas de los coches. Conocido como el Arco Delicado, optamos por darnos un potente madrugón y subir a sus pies a primera hora de la mañana, priorizamos la soledad a la buena luz del atardecer.
A mí lo que más me gusto del parque de Los Arcos no fueron esos arcos, sino estos paredones que se conocen como las Courthouse Towers, que están a la entrada del parque, y te hacen arrancar el día con sonrisón.
El parque nacional de Canyonlands, o Tierra de Cañones, es simplemente magnífico. Son todo mesetas planas y cañones erosionados por los ríos Colorado y Verde, y los paisajes desde la docena de miradores del parque son brutales. Se ve también una ruta que nos habían recomendado, el White Rim, que requiere solicitar un permiso y llevar agua para más días de los que nos apetecía. Quisimos imaginar que encontraríamos rutas similares fuera del parque, y aunque a no tan gran escala, así fue.   
Las vistas hacia una explotación de sal (Potash Ponds) desde el parque estatal Dead Horse. 
Aquí es donde nos dijo el ranger que se filmaron las escenas de Thelma y Louise saltando al vacío. El vacío en este caso era un cañón del río colorado en el parque estatal Dead Horse. Inmensos barrancos verticales y cañones creados por el agua, el hielo y la erosión. Una obra de arte de la naturaleza.
Esas exquisitas comidas para los días alejados de la civilización. Tortillas de harina de trigo integral y omega 3 en vena. No sé si Hugo está muy feliz de que escuche tanto podcast de nutrición, ja, ja.
La carretera 95 de Utah, otra gran y desierta sorpresa. Y fácil de abandonar y encontrar un lugar donde acampar y pasar la noche. Utah tienes muchas tierras propiedad del Bureau of Land Management (BLM) donde se puede acampar legalmente.
En el monumento nacional Natural Bridges, o de los Puentes Naturales -la verdad es que los americanos no se rompen los cuernos con los nombres-, bajamos a verlos de cerca. El de la foto es el camino al puente Sipapu, el segundo puente natural mayor del mundo. En la mitología de los Hopi, "sipapu" es una puerta a través de la cual las almas pueden pasar al mundo de los espíritus, pero no fue así y tuvimos que deshacer camino de vuelta a las bicis. Me gusta que los estadounidenses no destrocen toda la naturaleza para hacerla accesible a todo quisqui, y así, y en este caso llegar hasta los pies de este puente tenía su "gracia".
Estos son los buttes (mesestas planas) Bear Ears y se pueden divisar desde el Monument Valley en Arizona o el parque nacional Mesa Verde en Colorado. Servían así de punto de referencia para los viajeros.
Por esta zona hemos visto lagartos y geckos, la mayoría de lo más escurridizos.
Otra curiosidad de los estadounidenses es que se la chufla la señalización internacional de carreteras y así, el prohibido adelantar, esa señal redonda y roja que se ve en medio mundo, aquí es sustituida por una señal amarilla y un texto de "zona de no adelantar". Y el que no hable inglés que arree.
Para la ruta al lago Powell en el parque nacional del Glen Canyon cargamos con agua para dos días pero el viento hizo que llegáramos en uno. Cómo nos gusta el viento de espalda.
Y dejando el lago Powell detrás nos adentrábamos en el que hemos clasificado como el mejor tramo de Estados Unidos. Dos días sin tráfico, cruzando tres parques nacionales por zonas donde no había controles, y disfrutando de la soledad y de los mágicos paisajes.
Saliendo del parque nacional del Glen Canyon.
El paisaje prometía por los 360 grados.
Vaya paredones

Paraiso geológico
Cruzando el parque nacional Capitol Reef. Al fondo las montañas Henry. Se han quedado atrás muchas posibilidades de buenos treks en el estado de Utah.
Increíbles y variados paisajes todo el día.
Sabíamos que teníamos que cruzar al otro lado de esa cordillera, y no veíamos el paso.
Hasta que lo vimos y tocó pasarlo. Se conoce como Burr's Trail switchbacks, y son curvita tras curvita que no se hacen nada pesadas cuando vas mirando atrás/abajo y viendo lo que vas dejando atrás.
Optamos por acampar en el paso, y ha sido uno de esos sitios mágicos del viaje. En esta ocasión no tuvimos manada de caballos que se acercan curiosas al anochecer camino de algún lugar, como en Kirguistán o Mongolia, sino un grupo de lo que llaman Desert bighorn sheep.
Y así eran nuestros días por el desierto. Sal escapándose por todas las costuras.
Y ya recorriendo los últimos kilómetros del Burrs Trail, una ruta construida en 1880 para llevar el ganado desde el pueblo de Boulder a la cuenca del río Colorado, por un corredor en su mayor parte natural siguiendo el Long Canyon, los Circle Cliffs y el Waterpocket Fold. Viendo las fotos ya estoy deseando volver.
De nuestra colección de fotos favorita "a qué sitios te traigo, eh nena?"
Esta es la carretera 12 que sí que es una ruta turística, con razón. Impresionante por donde discurre y los paisajes a ambos lados de la misma. En las fotos a su paso cruzando el monumento nacional Grand Staircase-Escalante. En ese cañón de la derecha hicimos noche.
La visita a la clínica para poder conseguir receta para relajantes musculares o similares, tuvo su gracia. El médico fenomenal, pero el formulario de registro tenía su miga, y campos a rellenar a los que no estamos acostumbrados, como la raza, el género, o la orientación sexual. 
Y mientras Hugo se recuperaba, con los colores de la bandera de Portugal, poco más tuvimos que hacer que zampar, mantener las bicis, y estudiar futuras rutas.
Cuando decimos que todo Utah podría ser un gran parque nacional es porque los paisajes entre parque y parque no difieren mucho de los protegidos.
En Utah conocimos a una pareja de australianos haciendo rutas duras donde nos decían empujaban el cuarenta por ciento del tiempo, un checo de setenta años que desde que se había retirado hace quince se iba con la bici por el mundo entre tres y cuatro meses cada año, y algún motero de los que hablan con ciclistas (no siempre es el caso en Estados Unidos). El de la foto era un encantador marinero retirado con novias y amigos por todo el mundo y muchas ganas de visitar a todos, fuera en el medio de transporte que fuera.
Las vistas desde la tienda de campaña.
En esta entrada no hemos hablado de los mormones, que son casi un sesenta por ciento de la población del estado de Utah. ¿Y en qué nos afectó a nosotros? Pues que había que planificar los avituallamientos porque los domingos los mormones descansan y las tiendas están cerradas, y poco más. Todavía tienen curiosas regulaciones para la venta de alcohol (las tiendas solo venden cerveza que no supere un 3,2% de alcohol, por ejemplo), pero pudimos sobrevivir.
Y por fin llegábamos al parque nacional del Bryce Canyon. Mi amigo Mikel me envió una postal desde aquí cuando teníamos 24 añitos y desde entonces soñaba con conocer este lugar, aunque luego siempre Estados Unidos se quedaba al final de la lista cuando ponía en orden de prioridad los países que quería conocer. Error. Este país tiene sus "cosas", pero es un paraíso para todo amante de la naturaleza. En la foto, en uno de los treks que hicimos por el interior del cañón.
Y en estas fotos, el cañón desde los muchos miradores que tiene arriba, con luz de madrugada, de mediodía, de anochecer... Nos flipó ser testigos de las maravillas que el paso del tiempo puede crear.
Esas tiendas de cosas viejas más que antiguedades que se ven más en el mundo anglosajón. Fantástica manera de reciclar.
Entrando al parque nacional de Zion por su entrada del este, y en la foto frente a la montaña que se conoce como la Checkboard Mesa por esas marcas que la hacen parecerse a un tablero de ajedrez (o eso dicen).
El primer trek nos llevó al mirador del cañón. Luego, para poder llegar al cañón en sí tuvimos que atravesar un túnel de una milla por el que no se permitía circular en bici, pero con tanta camioneta que circula por aquí no tardamos mucho en conseguir meter las bicis en la parte trasera de una de ellas. Es curioso cómo paran el tráfico de un lado para que puedan pasar las enormes caravanas, y cómo no ofrecen alternativa alguna para las bicis.
Pedaleando por el parque nacional de Zion, un parque de lo más "elegante", como dice Wendy.
Por el interior del cañón del parque no se puede circular en coche pero sí en autobuses del propio parque y en bicicleta. Y además, esos mismos autobuses están habilitados para llevar las bicicletas de los turistas vagonetes que sabiendo que se va y vuelve por el mismo sitio, optan por solo pedalear el tramo de vuelta.
Este es un ciervo mulo (odocoileus hemionus) que adivina adivinanza, lo bautizaron así por tener unas orejas del tamaño de las de una mula.
Como trek en el parque nacional de Zion, ante la amenaza de lluvia y por ende peligro de meterse por el fondo del cañón (el trek joya del parque), optamos por subir a lo que ahora llaman el Angels Landing y antes era el Templo de Eolo, que había estado cerrado la mayor parte del verano por una tormenta que dejó destrozos en el camino. Es un trek que se ha cobrado varias muertes, la última una niña de trece años en marzo de este año. Y es que prácticamente toda la subida está plagada de cadenas de metal que a mi parecer dan una sensación de seguridad que anima a subir a todo tipo de personas. Vimos niños, ancianos, chancletas, ... Las vistas eran espectaculares, pero la subida fue un poco "romería" la verdad.
Mientras no llueva, lo cierto es que las nubes son bienvenidas.



Desde finales de agosto las llevamos viendo. No estaremos aquí para Halloween, pero tiene que ser la bomba.

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La salida de Hurricane hacia Fredonia.

Y en éstas estábamos en la frontera entre el estado de Utah y el de Arizona.

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