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27 de noviembre de 2014

Montenegro

Ya solo el nombre, Montenegro, resulta
evocador, como de cuento, una suerte de Sildavia de Tintín, entre medieval, aventurero y, siendo un "monte negro", también un poco siniestro. Antes de llegar al país uno está convencido de que los montenegrinos van por la calle a caballo, con cota de malla, lanza y estandarte.

Una vez dentro de sus fronteras, el paisaje, sea natural o urbano, no te defrauda, todo lo contrario: ciudades amuralladas con imponentes montañas tras ellas; picos de más de 1.500m a pocos metros del mar Adriático, inmejorables atalayas para vigilar si vienen los piratas; inexpugnables bahías tan encajadas entre montes que parecen fiordos; el mayor lago de los Balcanes, compartido con Albania y centro de contrabando en otros tiempos,...

El paisaje nada más cruzar la frontera
Con solo 13.800km2 de superficie y una población de unos 600.000 habitantes (ambos parámetros "maomeno" como la provincia de Jaén..., si es que esta comparativa aporta algo a los que no son de Jaén), Montenegro es un país pequeño, pero lleno de sorpresas. Tras su separación de Serbia y los desastres de las guerras balcánicas, han pasado en pocos años de ser uno de los países más pobres de Europa, con una inflación a principios de los 90 de 3 millones por ciento (lo cual les llevó a abandonar su moneda y a adoptar el Marco alemán y ahora, el Euro), a ser el segundo destino turístico de mayor crecimiento del mundo, tras China, aportando suculentos ingresos a su economía.

Es la bahía de Kotor la que recibe al viajero que viene de Croacia y es esta la bahía que, en forma de reloj de arena por un estrechamiento en la mitad, está rodeada de montañas y parece un fiordo (unos dicen que geológicamente no se puede considerar un fiordo, otros que sí...). En uno de sus extremos
La muralla de Kotor
se encuentra Kotor, patrimonio de la humanidad, una ciudad cuya parte vieja está rodeada de altas murallas, tiene una iglesia en cada plaza... pero los lugareños no visten cota de malla. Vaya.

Para abandonar la ciudad de Kotor, coges la carretera y empiezas a subir, subir y subir, haciendo zigzags, desde el nivel del mar a más de 1.400m en pocos kilómetros, con la bahía de Kotor y el Adriático a tus pies, con un paisaje (y una subida) que te quitan la respiración. Llovía a cántaros sobre la bahía mientras lucía el sol arriba..., aunque después cambiaron las tornas; por suerte, nos pilló resguardados.

Esta preciosa carretera de montaña nos llevó hasta la antigua capital de Montenegro, Cetinje, ciudad pequeña, animada a pesar del potente frío que hacía una vez que se escondió el sol, con la residencia del
La bahía de Kotor desde lo alto del Parque Nacional Lovcen
presidente y unos cuantos edificios históricos de antiguas embajadas. Típico de esta región (de la cercana Njegusi) es un jamón crudo ahumado, parecido al prosciutto italiano, del que dimos buena cuenta. Es de cerdo, aunque curiosamente tienen que traer la carne de otros sitios porque los cerdos no se pueden criar aquí. No comprendo cómo se hace típico algo que no se cría in situ...

Desde aquí, con un sol esplendoroso, montañas nevadas en el horizonte, razonable carretera y casi todo cuesta abajo :o), hasta el lago Skodar, el mayor de los Balcanes, compartido con Albania y habitado por muchas aves migratorias, supongo que en otras épocas del año, pues nosotros no vimos ninguna. Lugar fotogénico como pocos, menos mal que las fotos ya no se cuentan por carretes, que si no...

Y tras unas pedaladas más, nos plantamos en Albania, desde donde os escribimos.

Un abrazo
Herceg Novi, la versión modesta y con menos turismo de Dubrovnik
Sacando euros. A la vuelta, uno de los muchos tablones que anunciaban los muertos. Vamos, la página de esquelas del periódico.
Uno de los pueblos de la bahía de Kotor
Y otro
Nos atrevimos a salir a pesar de las amenazantes nubes






















Empezábamos a ganar altura y no mejoraba
Y ahora se abría un poco
Y ahora se cerraba otro poco
Y ahora caía la de ....
Todo el día prácticamente solos. Los árboles ya sin hoja. Se acerca el invierno.
Jamón curado con sal de mar de Njegusi
El lago de Skodar
A la izquierda a lo lejos, el Parque Nacional Durmitor, y al frente a la derecha, los alpes albanos. Creo :)
Un gusto bajar hacia Albania pedaleando por el borde del lago
Virpazar, un pueblo del lago Skodar donde pasar la noche
Bye bye Montenegro, volveremos en verano a conquistar tus cimas

3 comentarios :

  1. Vaya fotos tan bonitas de Montenegro, y del otoño, y de la calma de un lugar que a pesar del turismo que mencionáis se nos hace tranquilo, pero cercano a cataclismos, a guerras y a retraso.

    Ya os queda menos para la parada invernal isleña, txirrindularis!!!
    Y veo que ya no solo no os caéis, sino que ya ni pinchaos!!!!
    Fuerte abrazo!!!

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  2. Buenas fotos, verdad? Si es que Bego es una maestra... Navidad en Estambul y después p'al sur. Y mucho me temo que las caídas y los pinchazos ya llegarán cuando entremos en zonas menos "civilizadas". Pero si es el precio que hay que pagar...

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    1. El comentario anterior es de Hugo..., en el ordenador de Bego... un poco confuso todo...

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