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31 de agosto de 2014

Volvemos a Alemania

Aquí seguimos, pedaleando por la civilizada Europa, poca aventura, pero todo muy agradable, sencillo, atractivo..., y tirando a caro. Hay tanto para ver por todas partes, que casi la principal dificultad es decidir la ruta.

En esta ocasión nos ayudó a decidirnos Nadja, una amiga de Leipzig que más adelante visitaríamos en esta ciudad, al sugerirnos que saliendo de Chequia nos metiéramos por la ruta ciclista del Saale. Ésta comienza en el norte de Baviera, a pocos kilómetros de la frontera checa, para terminar unos 400km más allá, hacia el norte, desembocando en el río Elba. Nosotros la abandonaríamos antes, para ir a Leipzig.

Un meandro del río Saale
Por cierto, según su oficina de turismo, Alemania disfruta de ¡70.000km! de rutas ciclistas. Como para hacerlas todas..., aunque sea con las cada vez más populares bicicletas eléctricas...

Acampados junto al Saale
Algunas de sus etapas de esta Saale Radweg han resultado ser de lo mejor que hemos hecho hasta ahora, especialmente en la zona de Turingia, un Land alemán que por lo menos por esta zona es casi un gran bosque surcado por este y otros ríos y en donde se embalsa el Saale formando un estupendo lago entre montañas. Inevitablemente, todo ello implica muchas y potentes cuestas, para alegría del personal. Pero sarna con gusto no pica...

A partir de Saalfeld el terreno se tranquiliza y la ruta se hace "apta para familias", lo cual se aprovecha para visitar pueblos y ciudades como Rudolstadt, Jena, Naumburg,...

Pueblos en el camino
Lo que fuera la Alemania del Este mantiene un muy ligero aroma prerreunificación, en algunos casos más perceptible que en otros. Además del "estilo" de ciudad o pueblo (su urbanismo y arquitectura), en algunos pueblos se ven más "inadaptados" (es esa la palabra?), más gente dedicada a beber alcohol todo el día, que en otras zonas de Alemania.

Leipzig, desde luego, no está dentro de ese grupo de pueblos: ciudad vibrante, universitaria, cultural y llena de cosas para hacer y y para ver, nos gustó mucho.
La moderna Leipzig

De Leipzig seguimos hacia el sureste, primero por la ruta Ecuménica, que muestra señales jacobeas -incluyendo la famosa flecha amarilla- en dirección a Santiago de Compostela, aprox a 2.500km de distancia; y posteriormente por la ruta del Elba. Por esta última, relajada y cuajada de pueblos bonitos, circulaban todos los cicloturistas que no había en la Ecuménica, dura para los ciclistas pues mucha parte de la ruta transcurre por caminos de tierra o arena. Ese es el motivo por el que, en uno de ellos Bego besó el suelo, y no precisamente por fervor religioso.
Cara de felicidad - y barro- al comprobar que no tenía nada roto!


Tienda de la fábrica de galletas Príncipe
Pero no todo son sacrificios para el peregrino. En el bonito pueblo de Wurzen nos topamos con una fábrica de, entre otros productos de alimentación, galletas y chocolate (por ejemplo, fabrican las galletas Príncipe y chocolates Lindt). Y cerca de ella, el PECADO: una tienda de la fábrica, con restos de producción, galletas ligeramente rotas, etc., todo a precio de ganga y con degustación gratuita... Huelga decir que dejamos el pabellón muy alto... y que ese día no comimos otra cosa.

Siguiendo el Elba y tras el empacho chocolatogalletil, nuestro espíritu también se alimentó con la visita a Meissen, bello pueblo y cuna de la porcelana europea, pero que no le llega ni a la suela del zapato de determinadas porcelanas valencianas que me sé yo :o).

Y nuestra guita espiritual se sació por completo con la monumental Dresden, joya del barroco, cuajada de museos, palacios, iglesias e imponentes edificios y que aparentemente ha recuperado todo el brillo
Frauenkirche de Dresden, reconstruida casi desde cero
perdido tras su destrucción en 1945. Es la única ciudad europea y la segunda del mundo que, tras haber sido designada como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, se le retiró esa distinción por la construcción de un puente que afeaba el conjunto histórico.

Se me olvidaba: en Leipzig nos trataron bien los de la tienda de bicis Bike Department Ost, y en Dresden los de Der Dynamo, en esta ocasión con foto en Facebook para conmemorar el evento.

Siguiendo hacia el sur por el Elba llegamos a las Elbsandsteingebirge, o montañas de arenisca del Elba,
Bastei, en la Suiza Sajona
también conocidas por el más turístico nombre de la Suiza Sajona y que comparte nombre con la colindante Suiza Checa. Son montañas bajas (400-500m), llenas de formaciones caprichosas, cuevas, bosques y miradores con unas vistas geniales. Muy bien para pasar un par de días.

Atajando primero por Chequia y continuando después por la ruta del río Spree (sí, otra ruta y otro río) llegamos a Bautzen, ciudad coronada por 17 o 18 torres, ya no lo recuerdo, en donde enlazamos
Una de las tantas torres de Bautzen
nuevamente con la mencionada ruta Ecuménica de las *#^#@. Volvimos a sufrir -si es que no aprendemos- por esta ruta, también llamada Vía Regia -curas o reyes, a cada cual peor, por algo la ruta es como es- pero llegamos incólumes a Görlitz, ciudad fronteriza con Polonia y otra joyita (por ser de menor tamaño que Dresden) del barroco.

Este agosto que ya se cierra ha sido frío y lluvioso, tanto que en más de una ocasión hemos pensado estar en invierno. Ahora, tras casi tres meses y casi 5.000km desde nuestra salida, os escribimos desde Polonia y parece que el tiempo está mejorando. Que dure.

Restos del Festival SonneMondSterne en Saalburg

Cuscús con cacahuete machacado, de la colección "Qué cenar cuando acampas sin ninguna tienda/restaurante en kilómetros"

Puesta de sol sobre el Saale

Atajo interminable para evitar un collado más, de la colección "Nunca te creas más listo que el GPS"

Máquina expendedora de cámaras de bici, gran idea

Paisaje camino de Lepzig

Leipzig

Detalle de la iglesia de Leipzig donde comenzó el levantamiento popular contra el régimen comunista

Siguiendo el Camino de Santiago a 4.217 kms de casita

Paisajes del Elba


El Elba

Meissen, ciudad de la porcelana

Confianza en la venta, con una hucha para el pago
Dresden de noche

Dresden de noche desde el puente sobre el río Elba

Trabant, el antiguo coche de Alemania del Este

Barco sobre el Elba

Paso aéreo en la Suiza Sajonia

Con Nadja, 13 años después de haber subido juntas al mayor volcán de México, con mucho esfuerzo, a la Malinche, otro precioso volcán, y habernos perdido por la Barranca de Cobre con mapas de los 70, qué recuerdos!

Görlitz, y cruzando el puente, en Polonia!!

5 comentarios :

  1. Hugo!! No le dejes a Bego comer más galletas y escóndele el chocolate por dios...!! Que se le está poniendo cara de pan...

    Bueno "cuñaos" seguid pasándolo así de bien y cuidado con no volver a besar el suelo...
    Un besazo
    Rosa

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    Respuestas
    1. Ja, ja! Quién quiere abuela cuando te tiene a ti por cuñada, Rous, aprovechando que tras tu media Ironwoman (felicidades!) estarás toda "escuchiflaca"!!

      Todo esto me está recordando a cómo acribillaron a la pobre Scarlett Johansson (con quien me hacéis sentirme muy identificada) cuando se filtró la foto de su desnudo, así que voy a tener que llamar a la Elvira Lindo para que me defienda!!
      http://elpais.com/elpais/2014/04/24/opinion/1398356550_439102.html

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  2. Hola Hugoll,
    muchas gracias por trasladarnos vuestras aventuras.
    Da gusto veros mejorando vuestro idioma,.
    Cuidadito con las cuestas y los pinchazos.
    Que estás más mayor de lo que crees, no vayas a dar un traspies.

    A la Bego se la ve muy bien.

    Cuidaros

    Un abrazo

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  3. Esta semana, después de mi medio ironman me ha dado tiempo a recuperar lo perdido "jartandlme de pescaito frito, de gambitas de Huelva y de espetitos de sardinas"

    Pero si, yo estoy perdiendo kilos y la cuñada se los esta encontrando....

    Gracias por la felicitación... fue la carrera más emocionate de mi vida me emocione en la salida y me "jarté de llorah" cuando llegué a meta, puesto que no me lo creía. ...

    Besos y cuidaros mucho

    Rosa

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  4. En agosto del año pasado estaba yo en Görlitz, en ese mismo puente! La casa de Anke estaba en Niski, no muy lejos de allí, una zona preciosa. Y en Dresden fui en bici por la orilla del río, me encantó. Alemania siempre ha sido el paraíso de las bicis y lo de la máquina expendedora es una buena muestra de ello.
    Bego está muy sonriente en la foto y Ugo siempre dice que cuando Bego se hace daño se ríe, así que le tiene que doler algo! Cuidaos mucho.
    besos

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