De Mulanje a Zomba, antigua capital de Malawi hasta los años 70; cualquiera lo diría de este pueblo. El objetivo en Zomba era hacer algo de trekking por los alrededores, verdes y montañosos, pero el cielo se empeñó en recordarnos que estábamos en temporada de lluvias. Y aquí, cuando llueve, llueve.
Así que con los bártulos a Monkey Bay, junto al lago Malawi. Cuando llegaron los europeos a esta zona y preguntaron a los lugareños cómo llamaban al lago, éstos les contestaron "Nyasa", que en el idioma local quiere decir eso, "lago". En Mozambique al lago Malawi se le sigue conociendo como lago Nyasa, esto es, lago Lago.
En Monkey Bay no sabemos qué han hecho con los monos, que no vimos por ningún lado, pero la bahía es una preciosidad. Y ahí estuvimos, en "modo stand by": relajación, playita, natación (poca, no nos fuéramos a cansar) en el lago, algún paseo al vecino pueblo, disfrutar del paisaje y poco más. Ah, y vimos el sol.
(Escribo estas notas desde la cama y parece que los malauís no tienen muy claro qué hacer con la ropa de cama. Nos hemos encontrado de todo: mantas junto al colchón, bajo la sábana bajera; o la colcha entre las sábanas bajera y encimera; o sólo mantas y colcha; o...)
Desde Monkey Bay cogimos el ferry que recorre el lago Malawi y fuimos hasta Nkhata Bay. Pasamos dos días y dos noches en la cubierta del ferry Ilala, en la que plantamos la tienda de campaña. Casi echamos a volar con ella durante la primera noche, gracias a lo que -por lo menos desde dentro de la tienda- parecía un huracán. Una segunda noche más tranquila y unas cuantas horas de retraso nos dejaron en la "caribeña" Nkhata Bay al amanecer. Apocalíptica lluvia durante toda la mañana, que a pesar de todo disfrutamos resguardados en el bar del lodge, junto al lago, escuchando jazz, leyendo un rato y viendo a los lugareños pescar desde sus piraguas. Tarea ésta nada fácil: el hotel en el que nos alojamos ofrece una noche gratis a aquellos que puedan remar en pareja hasta un punto y vuelta (50m, no más), con los pies dentro de la piragua, sin volcar.
El 40% (hemos oído hasta el 80%) del presupuesto anual de Malawi (US$5.500 millones) proviene de ayuda externa. No está mal, para 14 millones de habitantes. Nuestra estancia coincidió con la visita de no sé qué ministro noruego y surgió la controversia: los noruegos son considerados amigos (faltaría más, Noruega dona US$70 millones al año en ayuda), pero políticos y periodistas no aceptan los comentarios noruegos sobre la discriminación hacia los homosexuales en Malawi. La mayoría de los países africanos consideran la homosexualidad como una aberración social occidental, que nada tiene que ver con la tradición africana. Como si en África no hubiera homosexuales. Cada vez que algunos (bastantes) gobernantes o políticos africanos -incluso en la liberal Sudáfrica, donde el matrimonio homosexual está permitido- escuchan una crítica o un comentario al respecto, contratacan con que África no intenta imponer su poligamia a Occidente... Sin comentarios.
De Nkhata Bay hacia el norte de Malawi. Más pobre que el sur, probablemente tenga que ver que tanto el dictador Banda como el actual presidente son de la etnia del sur y, claro, tienen que favorecer a los suyos. Típico.
En el norte visitamos Livingstonia, pueblo colgado en las montañas junto al lago (que se ve mucho más azul desde arriba), fundado por misioneros adventistas de la cuerda de, pues eso, Livingstone. Ninguna joya, lo mejor fueron las vistas al lago desde la montaña, la caminata que nos pegamos (5Km para arriba y 15Km de bajada, con "musha, pero que musha caló") y las interesantes conversaciones con algunos voluntarios sobre la ayuda humanitaria en África y Malawi. Cada vez encontramos más gente en contra de determinado tipo de ayuda, y el optimismo y el pesimismo sobre África aparece en todas las discusiones, a veces en una misma persona. Los americanos de Peace Corps Volunteers dicen que cuando uno va a un voluntariado en Sudamérica, vuelve a casa más politizado; cuando es en Asia, vuelve más espiritual; y cuando es en África, vuelve alcoholizado.
Pasamos la última noche de Malawi en Chitimba, con un cielo en el que no caben más estrellas y junto a ese lago tan estupendo que algún día esperamos volver a ver, de camino a Tanzania. Ahora os escribimos desde una playa en Zanzibar. Es duro esto de viajar...
Un abrazo
Hola pareja:
ResponderEliminarEncantadora y relajante crónica, que aunque no se ha estado por esos lugares lejanos, vuestro relatos nos trasladan.
De Malawi es el único pais que yo tenía referencia, ya que tuve una amiga trabajando en una ONG Venezolana, aunque ella era de los madriles (aun conservo varios ropajes con el dibujo de la forma del pais).
Bego, he comprobado por las fotos que te está sentando muy bien el viaje, y es que se confirma la teoria que trabajar no es bueno para la salud
¡Qué foto tan preciosa la del lago y los niños! parece que bailan y llenan de música la escena. Es la imagen de la tranquilidad y la paz. hUgo los contempla relajado y parece que les sonríe!! elsa
ResponderEliminaren el comentario anterior me he olvidado de enviaros ¡BESOS!
ResponderEliminarPues va a ser verdad que os ha relajado el viaje... Hugo en actitud amigable, rodeado de niños?!?! Ahí está, como diciendo, acercaos a mí. Si no lo veo no lo creo. Gracias Bego por el documento gráfico.
ResponderEliminarSerá porque allí los niños no son tan pesados como en occidente porque nadie les hace ni caso?
Hola Bego Josu ha recibito tu postal. Le gusta abanicarse con ella. Un abrazo muy grande
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