Gambia

"Gambia no problem", o, cuando se dan cuenta de donde eres (pues por aquí viene mucho turista español), "Gambia, no pasa nada". La verdad es que si no fuera por los pelmas de las playas y de los mercados, al acecho de turistas crédulos o despistados, Gambia es bueno, bonito, barato.

Todo es relativo, claro; lo dicho vale cuando lo comparas con la vecina Senegal, caótica y (sobre todo, en sitios como Dakar) sucia. A su lado, en Gambia hay servicio de recogida de basuras, las calles y carreteras son un poco más civilizadas y, en general parece que, por lo menos desde el punto de vista de un recién llegado, el país funciona mejor. Sera porque es mas pequeño (el menor de África), aunque eso le debería crear otro tipo de problemas; o tal vez sea porque tienen una especie de dictadura (o dictablanda), cuyo jefe se ha empeñado en hacer de Gambia un destino turístico. En cualquier caso, si sigo por ese camino me meto en aguas procelosas (nacionalismos, dictaduras), o sea que mejor lo dejo.

Ademas hablan inglés, pues los británicos estuvieron por aquí unos cuantos añitos. Después de masacrar el francés durante unas semanas, el poder hablar en inglés ha sido un respiro para nosotros y para los oídos de los que nos rodean.


Tiempo esplendido, sol y playa. Y menos mal, porque si hubiéramos venido en la temporada de lluvia habríamos estado rodeados de "Gambias a la gabardina".

Si es que tengo un gracejo, soy de un salao...

Seamos serios. Llegamos a Banjul, la capi del pais, una minúscula ciudad de 35.000 habitantes, pero que realmente parece mucho menor, un villorrio. Sin embargo, con su toque colonial, sus mercados y ese mismo ambiente relajado, de pueblo, la verdad es que tiene su gracia.

La costa es donde se concentra la mayor parte de la población y a donde van los turistas: Nosotros pasamos tres días en Bakau, en una especie de cabaña de un lodge, que, con piscina y todo, nos costaba la friolera de 18€ por noche. No sé a dónde vamos a llegar con estos precios.

Playa, piscina, relax y poco más. Una visita al muy interesante mercado de Serekunda (otro mercado mas, pero sigue siendo un espectáculo la diversidad de gente, los colores, las frutas desconocidas y, en fin, todas esas paparruchas que escriben los panfletos turísticos y que os voy a ahorrar..., pero que en este caso son verdad) y otra a una reserva cercana, Abuko Nature Reserve, a ver aves, monos, alguna que otra hiena (estas en cautividad)...


De ahí nos fuimos a la punta sur de la costa, a Kartong, una zona de manglares en la desembocadura de un río, y frontera con Senegal. Bien pero ninguna joya, así que hoy hemos decidido cruzar la frontera y volver a Senegal. Lo hemos hecho en piragua y después unos cuantos km a pie (bueno, y en tractor) hasta llegar a un puesto fronterizo senegalés que nos sellara el pasaporte. Y desde ahi a Ziguinchor; la capital de Casamance, desde donde os escribimos. 

Ya os lo contaremos.