Curiosamente, a pesar de
haber pasado poco más de una semana en Rishikesh en octubre, el retorno a esta
ciudad fue una suerte de vuelta a casa. Es una ciudad agradable, localizada en un sitio bonito entre grandes y verdes montañas, con el Ganges a sus pies, río que da vida y sentido al enclave. Por lo menos en esta época disfruta de un clima amable, primaveral durante el día y fresco durante la noche. Con tanto extranjero pululando por aquí, está llena de cafés, restaurantes y alguna pastelería, negocios que están enfocados en los gustos guiris y que hacen que este valle de lágrimas, que esta dura vida terrenal en nuestro tránsito hacia el karma, sea un poco más llevadera. :-) Y bueno, más que ciudad debería haberlo llamado
pueblo, pues aunque Rishikesh tiene más de cien mil habitantes, la zona de ashrams, yoga y guiris se encuentra a unos dos kilómetros al norte de la ciudad y parece un pueblo.
29 de enero de 2016
7 de enero de 2016
India: por las ciudades rosa, azul, dorada y alguna más, del Rajastán

La archiconocida y todavía vigente descripción de India que Mark Twain hizo en 1897 en Following the Equator,... que yo no puedo hacer mejor.
Suscribirse a:
Entradas
(
Atom
)