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14 de enero de 2020

Yallah, yallah!

Nadie que nos conozca un poquito podría pensar que íbamos a aposentarnos en Donosti escuchando la hierba crecer. Hace unas semanas nos entró el agobio y la claustrofobia (es un decir, a nosotros no nos entran esas cosas), y en una especie de tormenta de ideas vacacional propia de una consultoría estratégica, comenzamos a plasmar en una serie de post-its los destinos a los que queríamos ir... hasta que nos quedamos sin post-its. Será por destinos.

Llevando los deseos escritos sobre papelitos amarillos a su concreción geográfica, hemos decidido coger las bicis y los bártulos y largarnos un par de meses a conocer la península arábiga, una zona que se nos había quedado un tanto descolocada y que otros viajeros, especialmente cicloviajeros, nos la habían puesto muy bien..., a pesar de la existencia de algunas cuestas imposibles. El destino principal es, efectivamente, el Sultanato de Omán, acompañado de unos días en los Emiratos Árabes Unidos (Dubái especialmente) y si el plan acaba cumpliéndose (que ya veremos), un par de semanas sin bicis en la recientemente abierta al turismo Arabia Saudí.