Tengo una edad en la que la historia ya no tengo que estudiarla, me basta con recordarla. Estuve por primera vez en la sureña provincia china de Yunán con un par de amigos hace ahora la friolera de 25 años. En este cuarto de siglo, que se dice pronto, comparando lo poco que recuerdo (el amigo Alzheimer seguramente va haciendo estragos en mi neurona) con lo que veo ahora... es como estar en otro planeta. La verdad es que, aunque suene a panfleto publicitario de viajes del Imserso, China sorprende por los contrastes, la mezcla de lo viejo (cada vez menos) y lo nuevo, la tradición y tecnología. No importa el tiempo que uno haya pasado en este país -y he pasado bastante-, sigo alucinando al visitarlo.